Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

América Latina, entre sombras y luces (página 2)



Partes: 1, 2

CAPITULO 5:

Un continente sin brújula

El subdesarrollo latinoamericano tal vez provenga del hecho que, de los libros que han moldeado la conducta del ser humano, ninguno ha logrado penetrar en nuestro continente.

Estos libros se clasifican de la siguiente manera:

  • 1. "Los Vedas": Libros escritos por varias generaciones que vivieron hace más de 4.000 años en la región geográfica que hoy se denomina India y en cuyos preceptos se fundan el hinduismo, el budismo que actualmente influyen sobre el modo de vida de más de la cuarta parte de la población mundial.

  • 2. "las Analectas de Confucio": Libro escrito hace 2.500 años por los alumnos del maestro Kong Fuzi (su nombre original) cuyos proverbios han sido utilizados para justificar los frecuentes cambios inculcados en la sociedad china desde los tiempos milenarios del sistema esclavista y de su reemplazo con el sistema feudal sostenido por los sucesivos emperadores que gobernaron hasta mitad del Siglo XX.

  • 3. "La Biblia": Fue escrita durante un período de aproximadamente dos mil años por alrededor de 40 personas pertenecientes a diversas clases sociales y diferentes generaciones. La Biblia se divide en dos partes: el Antiguo Testamento, en cual describe la evolución del mundo desde su creación mítica hasta la sumisión del Pueblo Elegido ante el poder del Imperio Romano; y el Nuevo Testamento, el cual empezó a ser escrito en el año 50 después de Cristo y culminó 70 años más tarde con la narración del Apocalipsis, que hasta hoy constituye el último texto bíblico.

  • 4. "El Corán": Contiene los edictos de índole religiosa, filosófica y jurídica instituidos por Alá o Él, los cuales fueron recitados por el arcángel Gabriel al profeta Mahoma quien, entre los años 612 y 632, los agrupó en un solo libro dividido en 114 episodios. El Corán tiene que ser recitado mirando hacia la ciudad de La Meca que se encuentra en territorio de lo que hoy se conoce como Arabia Saudita, ya que está escrito en rima.

  • 5. "La Riqueza de las Naciones": libro meditado y escrito entre 1766 y 1775 por el filósofo escocés Adam Smith.

  • 6. "El Capital": Escrito por Carlos Marx, un monumental libro escrito en 4 partes, de las cuales solo la primera fue editada completamente por su autor antes de su muerte en 1883. La segunda y la tercera parte fueron publicadas en 1885 y 1894 respectivamente, sobre la base de los manuscritos dejados por Marx en manos de una de sus hijas. Y Finalmente, la cuarta parte fue aprobada y publicada por el „Instituto Marxista de Berlín, después de varias discrepancias sobre el verdadero significado de la última porción de los manuscritos.

El libro de Smith fue la más eficiente herramienta revolucionaria de su tiempo, porque sus tesis sepultaron a las dos principales doctrinas de organización económica que hasta ese entonces imperaban en el mundo: el feudalismo respaldado por los fisiócratas y el colonialismo defendido por los mercantilistas. Adam Smith demostró que la riqueza de las naciones no dependía de la explotación del campo y de los campesinos, ni tampoco del apropiamiento de los metales preciosos extraídos de tierras extrañas sino de la organización social y productiva del ser humano.

Sin embargo, entre los seis libros mencionados, es el de Marx él que logro captar el mayor número de adeptos, pero solo de manera temporal. Ya que más de la tercera parte de la población mundial vivía bajo regímenes marxistas. Hay quienes aseguran que, aunque el nivel de vida de la mayoría de los pueblos siga en deterioro, el marxismo permanecerá sepultado para siempre.

Es por ello que en el escenario económico y desde nuestra perspectiva, el libro más relevante entre esos seis es La Riqueza de las Naciones.

Adam Smith comenzó a escribir La riqueza de las Naciones una vez de haber regresado al pueblo de Kirkcaldy en Escocia (pueblo donde nació), luego de haber permanecido ausente por casi tres años debido a un viaje realizado a Paris, Toulouse y Ginebra, escoltando al joven Duque de Buccleugh en calidad de tutor particular. Smith aprovechó esa oportunidad para conocer e intercambiar ideas con varios de los más connotados filósofos y escritores, la mayoría de los cuales se encontraban inmersos en el convulsionado proceso político e intelectual que se vivía en los tiempos previos a la revolución francesa.

Fue necesario que transcurra la mitad del Siglo XX, para que la obra de Adam Smith finalmente alcance suelo latinoamericano. Recién en 1958, en la ciudad de México se publica una edición de La riqueza de las Naciones, el libro que había logrado conferir al pensamiento económico su categoría de ciencia. Pero para 1958, el pensamiento económico latinoamericano ya se había tornado inmune a cualquier semilla doctrinaria. Todos los espacios de reflexión económica se encontraban inundados con la controversia que intentaba calcular la raíz y la razón de la dependencia de nuestros países, así como su mayor o menor situación periférica.

Cuando en 1958 por fin atracó en nuestro continente el libro de Adam Smith, su arribo pasó inadvertido entre el ruido y la gran efervescencia que entonces generaba el recientemente ensamblado modelo cepalino?, nombre que adoptó en honor a la entidad que lo había inventado.

El modelo cepalino fue exhibido a lo largo de A Latina bajo la premisa de que se había descubierto el sendero para salir del subdesarrollo. Su objetivo era el de sustituir o suprimir algunos de los productos industrializados importados desde el Centro. Pero sustituir o suprimir las importaciones de un producto, solo es posible si es que se lo puede industrializar domésticamente.

Así, antes de ensamblar el Modelo se debían resolver tres aspectos: el primero, precisar que productos podían sustituirse; el segundo, construir un escenario que permita industrializar esos productos; y, el tercero, asignar a cada país las industrias que le correspondía instalar.

La defunción del Modelo Cepalino colocó a los funcionarios de la CEPAL ante una drástica disyuntiva: cambiar o morir. Ante ese dilema y resueltos a que su institución sobreviva, eligieron la alternativa de supervivencia más sabia: cambiar para no morir. Tras el sepelio del tradicional Modelo Cepalino, es obvio, también tenía que ser enterrado su principal mano ejecutora: la respetable ALALC. Este hecho y el nacimiento del Mercosur, abrieron camino a una nutrida cadena de acuerdos y alianzas comerciales bilaterales, trilaterales y multilaterales, a lo largo y a lo ancho de las tres américas.

A comienzos del Siglo XXI Latinoamérica afronta una visible paradoja. Por un lado, el ruido y oleaje provocados desde 1956 por el fracasado afán de crear una zona de libre comercio, han impedido que Adam Smith pueda atracar en nuestras costas e impulsar nuestro desarrollo. Pero, por otro lado, la ausencia de Smith ha restringido las oportunidades de Latinoamérica para alcanzar ese nivel básico de riqueza y de consumo necesarios para competir en un mundo irreversiblemente globalizado.

CAPITULO 6:

Subdesarrollo de los trópicos

El objetivo principal de las entidades regionales y nacionales de nuestro continente es apoyar el desarrollo de America Latina. Sin embargo ninguna de ellas tiene claro el significado de la palabra desarrollo.

En 1966, la UNCTAD, la cual fue creada dos años antes como brazo ejecutor de las políticas de desarrollo de la ONU, encargó a dos renombradas cofradías (la American Economic Association y la Royal Economic Society) de profesionales en ciencias económicas, para que realicen un estudio encaminado a investigar las fuentes que generan el desarrollo de los países.

Confiados en el prestigio y experiencia de esas instituciones, así como en el visible hecho de que entre los 188 países miembros que tiene la UNCTAD, más de las cuatro quintas partes pertenecen al mundo "no desarrollado", se creyó que en el estudio por fin se lograría definir qué significado tiene el desarrollo para los países subdesarrollados. En consecuencia, el buscar una salida al subdesarrollo de América Latina es una tarea obligatoria solo para los latinoamericanos.

Sin embargo, en la búsqueda sí se han cosechado frutos. En los tres principales rincones de la izquierda, del medio y de la derecha, se ha descubierto por lo menos una teoría:

  • 1. La Teoría de la Dependencia en la izquierda: se asienta en el combativo y combatido dogma que asegura que el desarrollo del primer mundo nace, crece y vive gracias al subdesarrollo del tercer mundo. A los países situados en Europa Occidental y Norteamérica, además de Japón, Nueva Zelanda y Australia, se los denominaron bajo el nombre genérico de Primer Mundo; a los países de Europa Oriental y a sus aliados, se los ubicó en el Segundo Mundo; y, por exclusión, se designó como Tercer Mundo al conformado por los demás países.

Desde luego, a raíz de la desaparición del Segundo Mundo debido al colapso del bloque comunista, vuelve a tener vigencia la intención original de Alfredo Sauvy. Así, el Tercer Mundo vuelve a representar a los países que permanecen marginados de los designios y negociaciones internacionales.

El Modelo Cepalino sugería reducir la dependencia de América Latina creciendo hacia adentro. Es decir, produciendo para el consumo interno. Pero los oponentes de la CEPAL más bien sugerían seguir la dirección inversa: que América Latina crezca hacia afuera. Es decir, que produzca para exportar.

  • 2. La Teoría de la Evolución en la mitad: Esta teoría intenta equiparar el desarrollo económico de las naciones con el desarrollo y evolución de las especies. Bajo esa óptica, los países subdesarrollados necesariamente tendrán que recorrer el mismo proceso de evolución histórica que ya han recorrido los países desarrollados.

Por ende, quienes conducen las políticas económicas deben actuar exclusivamente en dos circunstancias: la primera circunstancia se produce cuando, por alguna anomalía externa o interna, el país se ha desviado del sendero natural que lo conduce a su evolución; y, en segundo lugar, sí el país se encuentra atrasado en relación a la distancia ya recorrida por otros países que, desde un punto histórico y geopolítico son sus contemporáneos.

La Teoría de la Evolución cuenta con el respaldo implícito de las organizaciones regionales que oficialmente están obligadas a impulsar el desarrollo de Latinoamérica, incluyendo el Banco Interamericano de Desarrollo, el Instituto de Investigaciones del Desarrollo de Latinoamérica, el Consejo Interamericano de Desarrollo Integral, la Agencia de Cooperación y Desarrollo, la Conferencia Permanente sobre el Desarrollo, el Centro de Administración del Desarrollo, el Centro de Competitividad y Desarrollo, etc. En el nombre de todas esos entes se encuentra escrita la palabra desarrollo, pero ninguno intenta definirla.

Así, la Teoría de la Evolución esboza una pincelada optimista en el horizonte del mundo subdesarrollado: todos nuestros países, tarde o temprano, alcanzarán el nivel de desarrollo que actualmente ya han alcanzado los países del Primer Mundo.

  • 3. La Teoría de los Trópicos en la derecha: se fundamenta en la sorprendente afirmación de que los países latinoamericanos son subdesarrollados debido a que se encuentran ubicados en las zonas tropicales.

Un nuevo diagnóstico, desde luego, requería respaldarse en nuevas hipótesis, para lo cual oportunamente se seleccionaron las tres siguientes:

  • Hipótesis 1: Las condiciones tropicales reducen la eficiencia de los trabajadores y sus salarios.

  • Hipótesis 2: En el trópico los recursos naturales constituyen tragaderos de capital.

  • Hipótesis 3: En los trópicos la volatilidad económica lidera el bajo crecimiento y la disparidad de ingresos.

Otra variante de la Teoría de los Trópicos, afirma que el subdesarrollo no se origina en el clima, ni en la geografía, sino en la cultura de la gente que vive en los trópicos. Esta variante es apoyada por varios profesores de la Universidad de Harvard, siendo Lawrence Harrison el portavoz más visible.

CAPITULO 7

El libro del desarrollo

El progreso económico de las naciones, según Adam Smith, no se basa en su localización geográfica, ni en los procesos evolutivos, ni tampoco en las características tropicales –como vimos que afirman las diversas teorías que hasta hoy han liderado el pensamiento económico de América Latina- sino en el esfuerzo que realicen todos y cada uno de sus habitantes.

"La Riqueza de las Naciones" empieza con la siguiente frase:

"El trabajo anual de cada nación es el fondo que la surte originalmente de todas aquellas cosas necesarias y útiles para la vida que se consumen anualmente en ella, y que consisten siempre o en el producto inmediato de aquel trabajo, o en lo que con aquel producto se adquiere de las demás naciones. Según, pues, aquella proporción que este producto, o lo que con él se adquiere, guarde con el número de los que han de consumirlo, así la nación estará más o menos abastecida de las cosas necesarias y útiles que más conduzcan para su uso o su necesidad.?

Esta frase enfatiza lo que en resumen Smith quiere reflejar en toda su obra, afirmando que la riqueza de una nación se debe a tres factores: del eficiente uso de sus recursos naturales y humanos, de un amplio intercambio de sus productos y de una equitativa distribución del ingreso.

Este mensaje tiene gran preeminencia para el desarrollo de América Latina.

Lo que no dijo:

Antes de analizar la obra de Adam Smith, es importante destacar
que es mayor el número de personas que citan su nombre, de quienes lo
han leído, debemos saber que existen tres mitos falsamente atribuidos
a Smith: primero, la política del "dejar hacer, dejar pasar?;
segundo, la existencia de "la mano invisible?; y tercero, la defensa
del "capitalismo?.

"Laissez faire, laissez passer"

Jean Claude Marie Vincent de Gournay nació en 1712 en una de las propiedades que su rica familia mantenía en Paris y llegó a ser uno de los comerciantes más adinerados en la etapa previa a la revolución francesa. En 1751 fue nombrado Intendente de Comercio por el penúltimo rey de Francia, Luis XV, cargo con el que intentó derogar –bajo la consigna del „laissez passer?- todas las normas que en ese entonces limitaban las actividades comerciales. Ante la reserva de la monarquía "dejar pasar" en la aduana francesa libremente y no se pagaba impuestos de los productos comprados en otros países, Gournay busco apoyo en las crecientes clase industrial para ver lo que se podía "dejar hacer" dentro del territorio francés. Asi la consigna se amplio a "Laissez faire, laissez passer".

En Latinoamérica se dio la consigna a Smith, por parte de sus adversarios y sus partidarios coincidían en que la frase "dejar hacer, dejar pasar" demuestra que el – el fundador de la ciencia económica- era radicalmente contrario a la regulación el Estado. En este punto ambos grupos "adversarios" y "partidarios" dejaban de coincidir y tenían cada uno sus propias conclusiones, aunque ambas estaban erradas.

La mano invisible

En la primera sección del Capítulo II del Libro IV de su obra, el refiriéndose a la acción individual de las personas, Adam Smith escribe la siguiente frase:

"Ninguno por lo general se propone originariamente promover el interés público…. Cuando prefiere la industria doméstica a la extranjera, sólo medita su propia seguridad, y cuando dirige la primera de forma que su producto sea el mayor valor posible, sólo piensa en su ganancia propia; pero en este y en muchos otros casos es conducido, como por una mano invisible, a promover un fin que nunca tuvo parte en su intención.

A lo largo toda la obra la palabra invisible solo es nombrada una sola vez, esta metáfora ha sido una de las más utilizadas en la argumentación económica, superada tal vez por otra metáfora "libre juego" entre demanda y oferta.

Lo que busca destacarse es la alternativa de que la "mano invisible"
pueda modificar parte de la ganancia del comerciante y del productor en ganancias
para el resto de la población. Esta alternativa no podrá ser refutada
ni por el más grande de los adversarios.

Se ha levantado un mito acerca de la creencia que la "mano invisible" conduce siempre al bien común, esto es negado por el mismo Adam Smith una y otra vez.

La defensa del "capitalismo"

Según algunos de los adversarios y parte de los partidarios de Smith se creo un mito de una supuesta cruzada que inicio en defensa del capitalismo.

Adam Smith murió en 1790 a la edad de 67 años. Medio siglo después, en 1840, Carlos Marx declaraba que "el capitalismo vino al mundo chorreando lodo y sangre por todos sus poros", frase que contiene lo que quizá constituye la primera referencia histórica en contra del "capitalismo?.

Carlos Marx expresó esa frase cuando tenía 22 años y es natural que ella revele el fragor de su juventud. Desde entonces el "capitalismo" a cobrado diversos significados unos pintorescos y otros mas complejos. Encontramos una definición que es la que encierra el verdadero significado de esta palabra de forma sencilla y por tanto la más clara, es la que define el Diccionario Cassell: "Capitalismo.- Sistema económico que utiliza capital para producir riqueza".

El capitalismo muy bien sabemos que es un sistema económico que gira alrededor del factor capital, pero dentro del pensamiento de Smith el "capitalismo" es un sistema económico que gira alrededor de varios factores y el capital entra en estos factores mas no lo es del todo, y estos deben compartir los ingresos y las ganancias y se convertirán en rentas, sueldos, salarios del resto de los factores.

Lo que dijo:

Smith era reconocido hombre pacifista que no lucho personalmente en la revolución francesa y posiblemente nunca disparo un arma. Pero dentro de sus obras- escritos- peleo por los ideales de la libertad, igualdad y fraternidad.

El último párrafo de su obra „La riqueza de las naciones? concluye afirmando lo siguiente:

"Más de un siglo hace que están los que gobiernan el Imperio Británico deslumbrando al público con la vana idea de que poseen unos dominios vastos en la parte occidental del Atlántico. Pero este Imperio… habrá de costar siempre un inmenso dispendio sin esperanza de provecho alguno. Si el proyecto no puede llegar a logro debe enteramente abandonarse; si cualquiera de las provincias del Imperio Británico rehúsa a contribuir a la conservación del Imperio, excúselas… procurando el Gobierno acomodar sus futuras miras y designios a la mediocridad real y verdadera de sus circunstancias nacionales.?

En su ultimo mensaje al gobierno británico, Smith ampara la conveniencia de liberar del coloniaje a Norteamerica. Su amparo no se enfoca en emociones anti-imperialista, sino que sus argumentos se dirigen al beneficio económico de los habitantes de Inglaterra.

CAPITULO 8

En un mundo globalizado

Los problemas que Adam Smith refleja en "la riquezas de las naciones", corresponde a la época en que vivió. En esta obra se puede concebir que se transforma el pensamiento económico en una ciencia social, se cree que su doctrina perdurara a través del tiempo y espacio, abarcando un horizonte universal.

Esta obra es traducida al español por orden del Rey Carlos IV, 3 años después de la revolución francesa dicha traducción es encargada a Josef Alonso Ortiz.

Se podría interpretar que Adam Smith afirma que las políticas del desarrollo económico en cualquier país deben tratar de alcanzar tres objetivos: una tasa de crecimiento del producto superior al crecimiento de la población; 62 un adecuado índice de rentabilidad y estabilidad financiera; y, un reparto eficiente y equitativo del ingreso entre los diversos sectores de la población.

Así, es en la obra de Smith donde se debería buscar aquel sendero que podría guiarnos hasta alcanzar el desarrollo de nuestro continente.

Transitando al Siglo XXI

Hasta la segunda guerra mundial, la economía latinoamericana se había basado en la producción agrícola y en la explotación de materias primas y minerales del subsuelo. Esta rudimentaria actividad había permitido lograr un nivel de bienestar económico similar al de los países que actualmente conforman el industrializado primer mundo.

En el transcurso de apenas cinco años, casi todas las
colonias lograron liberarse del control político de sus imperios: India
de Inglaterra; Filipinas de los Estados Unidos; Indonesia de Holanda; Corea
del Japón; Vietnam de Francia; el norte de África de Italia y
Francia; otras partes de África de España y Bélgica; y
el Oriente Medio de Inglaterra y Francia. Luego de ser liberadas las colonias
fueron obligadas a cambiar su sistema económico por su ubicación
geográfica y conllevó a explotar y cultivar materias primas, minerales
y productos que eran producidos en suelo latinoamericano. Esta eventualidad
logro la competencia de mercado frente a frente que existe entre las ex colonias
y Latinoamérica.

Un conocido axioma económico expresa que, en la guerra por capturar mercados, solo existen dos armas de combate: calidad y precios.

En consecuencia, para que el país pueda exportar el gobierno debe devaluar. Así, el productor local obtendrá una cantidad igual o mayor de moneda nacional aunque al país ingresen menos dólares. Bajo esa modalidad, la devaluación ha sido el mecanismo más profusamente utilizado desde mediados del Siglo XX por varios países del Primero, del Segundo y del Tercer Mundo.

Poco después de haber finalizado la II Guerra Mundial, se hizo evidente que los países de América Latina tenían que entregar más toneladas de azúcar, arroz, café, cacao, cobre, carne, estaño o banano, para recibir el mismo automóvil o el mismo tractor. Ese abaratamiento de los productos primarios y el efecto inverso en favor de los productos industrializados, obligó a concluir que parte del subdesarrollo del Tercer Mundo.

Los recursos que podía da el Estado para incentivar inversiones e instalaciones de fábricas provenían de dos fuentes: exonerar los impuestos, y conceder abundantes líneas de crédito. Es claro destacar que estas dos fuentes causaban un visible déficit fiscal que los gobiernos tenían la obligación de financiar. Pero como hasta la Batalla del Yom Kipur en 1973, no existían los abundantes petrodólares depositados en las bodegas de la banca internacional, el financiamiento no podía surgir de la deuda externa sino que tenía que buscarse en el ahorro interno o, más fácil, en el sótano del banco central donde suele guardarse una maquinita para imprimir billetes.

Esa maquinita fue instalada entre 1917 y 1931 cuando se crearon los
bancos centrales en Latinoamérica. En un inicio la maquina sirvió
para que los gobiernos puedan imprimir billetes en moneda nacional y en una
cantidad equivalente al oro que, en metal o divisas, aunque el calificativo
de „divisa? fue ungido sobre la Libra Esterlina, hasta que fue sustituida por
el dólar al finalizar la II Guerra Mundial.

El profesor Phillips:

En 1958 publicó un trabajo estadístico en el cual demostraba que, durante casi un siglo, el nivel de desempleo en Inglaterra se había movido en dirección inversa

al nivel de los precios, inmediatamente quedó sembrada la idea de que desempleo e inflación son como los dos platos de una misma balanza y que, en consecuencia, si el uno baja el otro tiene que subir.

En el mundo académico se expandió la idea de que la Curva tenía validez en cualquier periodo y en cualquier país. En consecuencia, así se deducía, para controlar la inflación se debía incrementar el desempleo. Y viceversa, es posible que la Curva hubiese permanecido confinada en algún rincón del mundo académico hasta el día de hoy, pero un acontecimiento en el mundo político lo impidió.

En América del Norte:

La exitosa campaña del candidato Richard Nixon por captar la presidencia de los Estados Unidos en 1968, su promesa fue lograr que una aceptable tasa de crecimiento controlando al mismo tiempo la tasa de inflación. Luego descubrió que una déficit comercial conspiraba contra su promesa.

Un déficit comercial puede ser fácilmente curado devaluando la moneda. Pero Estados Unidos estaba moralmente prohibido de devaluar desde fines de la II Guerra Mundial, cuando los países victoriosos declararon que el dólar era „la divisa internacional?. Si es que un país no puede o no quiere devaluar para curar el déficit comercial, la alternativa es reducir la capacidad de gasto de la población, para lo cual se pueden elevar los impuestos, las tarifas y los intereses.

A pesar del conflicto entre promesa y realidad, en su primera declaración
de prensa -el 27 de enero de 1969- el flamante presidente Nixon aseguró
que su gobierno lograría que la economía crezca sin inflación
y sin déficit, ejecutando una "entonación técnica?
entre la política fiscal y la política monetaria.

En América del Sur:

A lo largo del Siglo XX y hasta antes de la Batalla del Yom Kipur, las tasas de inflación en América Latina rara vez habían llegado a superar el primer dígito. Pero en 1974 la tasa de inflación promedio superó el 40 por ciento anual y, a partir de esa cifra, fue creciendo hasta 1990, año en que la inflación superó el mil por ciento.

En vista de que el proceso inflacionario ponía en peligro la relativa estabilidad que hasta principios de los 70 predominaba en América Latina, algunos de los pocos monetaristas que aún sobrevivían, empezaron a criticar el endeudamiento agresivo de sus gobiernos. Pero nuevamente el Profesor Phillips acudía a zanjar las discrepancias: si se podían crear fuentes de empleo a cambio de un aumento en la inflación

La estanflación – palabra que denota la existencia paralela de estancamiento con inflación- desnudó las tres características más visibles del subdesarrollo: el creciente nivel de desempleo; el progresivo grado de inestabilidad y dependencia financiera; y la audaz concentración de la riqueza, agravada por la abierta desigualdad en la distribución del ingreso.CAPITULO 9

Desempleo y decrecimiento

El resumen de Adam Smith en cuanto que las riquezas de un país se alimenta desde tres fuentes: la suma del producto rudo del campo, producción manufacturada, más las utilidades del comercio y de las negociaciones del hombre. La misma síntesis proclama que el desarrollo se engendra por la unión de tres condiciones económicas: el crecimiento, la estabilidad y la equidad.

Crecimiento:

La teoría convencional define el crecimiento de un país como un valor aritmético que se calcula al dividir la producción total de un año, el famoso PIB (Producto Interno Bruto) para el PIB del año anterior, donde la fracción que exceda a uno representa la tasa de crecimiento. Dicho método de cálculo se difundió en Latinoamérica a raíz de que Juscelino Kubitschek, presidente del Brasil entre 1956 y 1.960, aplicó con relativo éxito (en los primeros años) su teoría económica del "desenvolvimiento", lo cual se conoce en español con el nombre de "desarrollismo". El desarrollismo se basa en la creencia de que "primero se debe lograr que el pastel crezca, para después repartirlo".

El desarrollismo asumía que si los países de América Latina lograban crecer a una tasa superior a la del primer mundo, eventualmente alcanzarían un nivel y calidad de vida similar (o quizá superior) al de los países industrializados.

Esa elemental lógica se complementaba con el hecho de que varios países de América Latina (incluso hoy) podían lograr superar el crecimiento del primer mundo, por lo que alcanzarían un nivel y calidad de vida.

Comparando las cifras a las que llegaron los países de américa latina se visualizaron cinco hechos. En primer lugar, la tasa de crecimiento no tiene una relación directa con el tamaño de la economía.

El segundo, que las tasas altas no corresponden exclusivamente a los países ricos, aunque parezca lógico que los países ricos tuvieron una tasa más grande que los países más pobre.

El tercero, que si se observan las tasas de crecimiento de un mismo país a lo largo de un mismo periodo, se debe concluir que el PIB logra mantener la misma dirección solo por un par de años.

El cuarto, que la composición de las exportaciones básicas de América Latina, materia prima (MP) o minerales, determina que el crecimiento del PIB dependa más bien de las fuerzas de la naturaleza y de acontecimientos externos, que de la prudencia de las políticas internas.

El quinto, que después de las copiosas remesas de dólares que Latinoamérica ha transferido al primer mundo desde 1.983, la actual diferencia entre los ingresos de los acreedores y de los deudores es tan amplia, que las fluctuaciones en el PIB ya no tienen relevancia.

Esas cinco realidades matemáticas invalidan la utilización de la tasa de variación del PIB como sinónimo del crecimiento de un país. En consecuencia surge una pregunta: ¿Que variable puede sustituir al PIB como termómetro del crecimiento económico de América Latina? Y la respuesta es: el nivel de empleo. En Latinoamérica los países que han tenido un progreso económico, no son aquellos que alcanzaron una mayor tasa del PIB, si no los que han logrado una menor tasa de desempleo.

Argentina:

Argentina fue el primer país en cumplir a cabalidad todas las recetas de políticas económicas recomendadas por los organismos internacionales, cuya matriz o representación se encuentra en Washington. Ofrece el ejemplo más claro y contundente de la discordancia que puede existir entre el crecimiento del PIB y el desempleo.

La mayoría de esas recetas habían sido practicadas en forma dispersa desde el inicio de la crisis financiera de 1.982, pero su aplicación como parte de una misma e integrada política recién se visualiza en 1.990. En ese año y debido a una publicación del economista John Williamson (ex funcionario del Banco Mundial y asesor de otras instituciones afincadas en la capital de Estados Unidos) el conjunto de recetas llegó a ser recogido dentro un solo paquete que fue bautizado con el nombre de "Consenso de Washington". El "Consenso", de acuerdo al propio Williamson, se resume en las siguientes (10) propuestas: disciplina fiscal; redistribución del gasto público; reforma impositiva; liberación de intereses; tasas de cambio competitivas; liberación del comercio externo e interno; liberación de los flujos de fondos; privatizaciones; desregulaciones; y derechos de propiedad garantizados.

Las 10 propuestas desencadenó casi de inmediato varias y agradables secuelas: la inflación empezó a bajar y el consumo a subir; las tasas de interés se reducían mientras las inversiones se expandían; la demanda se ampliaba y las importaciones también; el gobierno gastaba más pero también recibía más.

A lo largo de la década de los noventa, la mayoría de los seminarios y conferencias económicas que deseaban alcanzar alguna trascendencia, tenían que contratar como orador central a algún economista o consultor argentino, quienes ya podían rivalizar con los consultores de Washington en la experiencia y el conocimiento necesarios para explicar la correcta aplicación de las recetas del "Consenso de Washington".

La otra parte de la receta, aquella que aconsejaba ser "inflexibles en los ajustes monetarios y fiscales", también fue fielmente ingerida por el Gobierno en su primer año de gestión.

La percepción de desarrollo y bienestar duró prácticamente hasta finalizar la década. Las acuciosas y múltiples privatizaciones, la generosidad de la pampa argentina, el fiel acatamiento del gobierno a las recetas del "Consenso" y los abundantes préstamos externos, habían engendrado un sólido balance en los índices productivos y financieros, logrando una tasa de inflación igual a cero y una de las más altas tasas de crecimiento del PIB.

Pero ante todo les angustiaba el recuerdo de una banca privada incapaz de sobrevivir sin los préstamos y sin la guía del Banco Central. Sin embargo, esta angustia desaparecía ante la certeza de que los acreedores acudirían con más préstamos si la Argentina así lo solicitaba.

Efectivamente así ocurrió, Argentina solicito nuevos préstamos al gobierno, y aumentando su deuda externa que para 1.991 era de 52 mil millones de dólares, se triplicó en apenas una década. Así, para el 2.001, ya alcanzaba los 146 mil millones de dólares. La sensación de desarrollo y bienestar duró prácticamente hasta finalizar la década.

Desempleo:

En ese vigoroso escenario un índice no encajaba; el nivel de desempleo. A principios de la década, en 1.991, la tasa de desempleo en Argentina era del 6.5% (por ciento), una de las tasas más bajas de América Latina. Y también más baja que la registrada en los principales países del primer mundo: el 6.8% (por ciento) en los Estados Unidos; el 6.9% (por ciento) en Italia; el 8.8% (por ciento) en Inglaterra; y solo ligeramente superior a la tasa de desempleo del 6.3% (por ciento) registrada en Alemania.

Así ayer y ahora, solo la creación de fuentes de trabajo genera un mayor crecimiento económico. Si un país descubre que bajo su suelo se esconden grandes riquezas minerales en metálico o en aceite, pero no utiliza esa nueva riqueza para crear empleo, el país no habrá crecido. Aunque las estadísticas del PIB tengan números más grandes.

Podemos notar que en Venezuela a pesar de que contamos con innumerables riquezas minerales y naturales no son bien aprovechadas, pues de en vez de invertir para producir más empleos, trabajando nuestros propios recursos, somos netamente un país rentista. Del tal manera, que a pesar de los años seguimos siendo subdesarrollados, teniendo en mano todas las herramientas pero sin ser aprovechadas a cabalidad.

Emigrantes:

La evidencia estadística y la experiencia histórica de Estados Unidos y Argentina, indican que un agudo nivel de desempleo puede destruir cualquier economía. El emigrante latino logra probar algo más: las estadísticas del PIB, paradójicamente, pueden crecer gracias al mayor desempleo. La principal diferencia entre el actual movimiento migratorio de América Latina y aquellos que se han originado en otros continentes, es que esta es la primera vez en la historia que la emigración no significa un éxodo.

En este caso, incluyendo o no a los emigrantes argentinos, las anteriores cifras ponen al desnudo la existencia de un retorcido sendero: el mayor desempleo genera una mayor migración; la mayor migración genera mayores remesas; las mayores remesas agradan al PIB. Así, en el escenario latinoamericano la contabilidad del PIB se incrementa gracias al desempleo; paradoja que una vez más invalida el uso de la tasa de variación del PIB como sinónimo de crecimiento económico.

Predicción:

La experiencia norteamericana en la crisis de los años 30, con su desempleo del 25% (por ciento), la experiencia latinoamericana en las últimas décadas y la crisis argentina del Siglo XXI (también causada por un desempleo del 25% por ciento) son crisis que, aunque de manera indirecta, ya fueron advertidas hace tantos años por Adam Smith con las siguientes palabras: "Sea cual fuere el suelo, el clima o la extensión de territorio de cualquiera nación, la abundancia o la escasez de su surtido o abastecimiento anual, no puede menos de depender… de dos circunstancias: la primera por la pericia, destreza y juicio con que se aplique su trabajo; y la segunda por la proporción que se guarde en el número de los que se emplean…".En otras palabras y según Smith, el crecimiento económico de un país no depende de sus circunstancias históricas, geográficas o climáticas, sino del número de la gente que trabaja y de su pericia, experiencia y educación.

Por lo tanto, el crecimiento de un país no depende del valor contable que alcance el PIB, sino del número de sus trabajadores que se encuentren trabajando. Y no es necesario "primero lograr que el pastel crezca, para después repartirlo", porque todos y cada uno de los latinoamericanos pueden producir su propio pastel. El desarrollo económico de un país es muy fácil de contar, basta con contar el número de habitantes que poseen empleo.

CAPITULO 10

Entre el físico y la moneda

Sin dudar que se ha tratado de usar la política fiscal para ganar un poco más y la política monetaria para comer un poco menos. Pero la costumbre de mezclar esas dos políticas no se origina en América Latina, sino que constituye parte de una larga tradición que se inicia hace siglo y medio, a raíz de que el economista Joseph Clement Juglar, en un libro titulado "Las Crisis Comerciales"

Juglar concluía que las crisis económicas son inevitables porque responden a la naturaleza misma del ser humano, que gasta en exceso en épocas de bonanza y ahorra demasiado en épocas de infortunio. Así, periódicamente el miedo reemplaza a la euforia y juntos forman los llamados "Ciclos Económicos". La teoría de los Ciclos se mantuvo en las sombras por varias décadas hasta que, ya en el Siglo XX y debido a la gran crisis de los años 30, comenzó a ser revisada por varios economistas que acogieron la conclusión de que los Ciclos son inevitables. Sin embargo, la mayoría creía que era factible evitar que los Ciclos se transformen en Crisis, siempre y cuando se lograse obtener un equilibrio dinámico entre lo fiscal y lo monetario.

Tales recomendaciones (diseñadas por y para los países desarrollados) en su momento han sido utilizadas han sido utilizadas con éxito en el primer mundo, logrando evitar de que en sus países vuelva a ocurrir la crisis de los años 30. Ninguna de estas recomendaciones se pudiera aplicar hoy en día en los países latinoamericanos.

La Política Fiscal:

La política fiscal, en su versión más básica, se reduce a tratar de igualar gastos e ingresos dentro de un mismo periodo. Pero su versión moderna se ubica en el otro extremo: intenta unir presente con futuro al financiar los gastos de hoy con los ingresos de mañana.

Entre esos dos extremos, Latinoamérica ha practicado varias versiones intermedias que pueden agruparse en cuatro etapas: la primera etapa, que cubre hasta la Segunda Guerra Mundial, se caracterizó por gastar solo el dinero ya ahorrado; en la segunda etapa, que va desde los años 50 hasta mediados de la década de los 70, se trató de invertir hoy con la ilusión de ahorrar mañana; en la tercera etapa, que se inicia con la ya mencionada "Batalla del YomKipur" y que llega hasta 1982, se consumió hoy para pagar mañana; y en la última etapa que avanza hasta nuestros días, se debe pagar hoy y mañana lo que nunca se invirtió ayer.

El descontrol empeora a final de cada periodo fiscal, ya que los recursos para pagar la deuda tienen que dividirse en dos partes: uno para pagar la deuda interna y el otro para pagar la deuda externa.

Desde 1983, el objetivo de la mayoría de las políticas de ajuste fiscal y monetario impuestas en América Latina, ha sido el de alcanzar un superávit comercial. Lo cual efectivamente se ha logrado cumplir en casi todos los años. Pero a pesar del constante esfuerzo de nuestra gente por consumir menos y de las inalterables instrucciones de los organismos internacionales, las cifras de los superávit han sido minúsculas.

El objetivo de América Latina es el de tener una moneda única y estable. Dicho objetivo quizás suene lirico y simple, sin embargo está sólidamente acoplado en la historia económica de América Latina.

Historia:

El origen del dinero se pierde en las penumbras de la historia. Pues fue inventado por el hombre como método de cambio, de canjes, entre tribus sedentarias. Según lo señalado por la arqueología, el dinero se usó mediante diversidades de artículos como piedras, conchas, sal, cuero, flechas, tabaco, curtidos, seda, aceites, perlas, cauris y metales, entre otra infinidad de artículos. Pero entre todos esos bienes, solo el metal acuñado en moneda coincide con el despertar de las grandes civilizaciones.

En el Siglo XV antes de Cristo, como la época en que por primera vez se acuñó monedas. Este dato se basa en el descubrimiento de varios pequeños discos de metal diseminados entre las ruinas de la Isla de Creta, que fue cuna de la civilización fundada por el Rey Minos.

Según Adam Smith, la primera moneda acuñada en Roma se denominó Pondus y fue fabricada por orden de Servio Tullio, el penúltimo rey que gobernó Roma, antes de que la monarquía se convirtiera en república y abriera el camino para el nacimiento del Imperio Romano.

El primer rey en acuñar monedas fue el Rey de Macedonia, Alejandro Magno. China también disputa el honor de haber sido una de las primeras naciones en acuñar monedas. La plata fue el metal que sustituyo al hierro, al cobre y al bronce a raíz de las guerras púnicas entre Roma y Cartago, ciudad que se ubicaba en lo que hoy es Túnez.

El oro ya había sido utilizado hace muchos siglos atrás, pero en otros imperios. El uso del oro para acuñar comienza a practicarse nuevamente a finales de la edad media. Así la acuñación de una moneda propia nuevamente coincide con el forjamiento de una nueva nación.

Subdesarrollo Precolombino:

Las monedas de oro serían sustituidas por las de plata, a raíz del descubrimiento y explotación de las minas de México y de Potosí, realizado en los primeros años de la conquista española.

En la época en que Cristóbal Colon descubre América, esta se encontraba dividida en dos imperios: el Imperio Azteca, que tenía alrededor de 10 millones de súbditos, y el Imperio Inca, que con alrededor de 20 millones de habitantes. Ambos imperios se encontraban en una avanzada etapa de organización comunitaria que, en varios aspectos, superaba las estructuras sociales existentes en la Europa de aquella época.

El desarrollo urbanístico se complementaba con una rica actividad comercial en las plazas de la ciudad, que incluía el intercambio de piedras preciosas de jade, obsidiana y ámbar. También se transaban varios tipos de pieles, tejidos, vainilla, añil y lienzos de algodón. Así mismo, podían intercambiarse aretes, pulseras y collares hechos de piedra y conchas; una gran variedad de ornamentos hechos en oro y plata.

No obstante, quizás la principal ventaja de los españoles se originó en el hecho de que los aztecas aún no habían inventado el dinero.

Los Incas:

El Imperio Inca se habría originado a orillas del Lago Titicaca, donde un grupo de familias fueron organizadas por Manco Capac y su esposa Mama Ocllo a fin de lanzarse a la conquista de los cuatro confines del mundo. Pero la conquista eventualmente solo irradió hacia occidente, por cuanto el oriente se encontraba franqueado por la selva amazónica y por el desierto del Chaco.

El sistema económico se basaba en la planificación colectiva y dependía básicamente de la explotación agrícola, pecuaria y minera que, a su vez, reposaban en la magnífica infraestructura del imperio, así como en la existencia de nichos de producción artesanal en el campo textil y en la orfebrería.

Las obras públicas, a cuya supervisión los incas dedicaban casi todo su tiempo, se construían usando el sistema de la mita, que era una especie de sorteo en el que se escogía los miembros de cada ayllu que, forzosamente, debían trabajar en las minas, en el empedramiento de caminos y calles, en la excavación y limpieza de canales, en la edificación de palacios y templos, en el transporte de bienes y cosechas, en el levantamiento de silos e, incluso, en la construcción de viviendas para la burocracia militar y para los miembros de la teocracia.

El sistema tributario consistía en dividir la producción de cada ayllu en tres partes: una parte se entregaba al Inca; otra se destinaba a la elite teocrática y militar encargada de controlar la producción en beneficio propio y del Inca; y, la restante tercera parte, se distribuía entre la gente del ayllu respectivo.

CAPÍTULO 11

La dolarización y el peso latino

El capítulo XXI de éste libro se fundamenta en las diferencias y similitudes de diversos factores con dos términos que pueden parecer semejantes pero que entre ellos hay diversidad de diferencias, los cuales son: el dinero y la moneda. El primero lo usamos todos los días: cuando decimos que una persona tiene dinero, lo que queremos afirmar es que posee bienes y riquezas; cuando susurramos que alguien esta con dinero, en realidad estamos murmurando sobre el origen de una recién adquirida fortuna; y, cuando escuchamos que alguien hace buen dinero, entendemos que recibe un buen sueldo, salario o ingreso.

Pero el segundo concepto lo usamos muy poco: sabemos el nombre de nuestra moneda; sospechamos que cada país tiene su propia moneda; y hemos escuchado que el dólar es una moneda importante. Pero preferimos que sean otros quienes utilicen ese vocablo.

Así, el principal obstáculo que nuestros países deben vencer para lograr su estabilidad económica, es el hecho de que tienen dinero pero no tienen moneda. La próxima sección describe el sendero que creemos se debería transitar para que el dinero latinoamericano pueda ser utilizado también como moneda.

El Sendero

En esta parte del capitulo se describe el camino que se cree se debería transitar para que el dinero de los latinoamericanos sea utilizado también como moneda.

A principios de este moderno Siglo XXI cuando la acuñación de monedas de hierro, cobre o plata y la emisión de papeles bajo el patrón oro, ya son meras curiosidades históricas para que el dinero de un país tenga valor para el resto del mundo, tiene que cumplirse por lo menos una de las siguientes tres alternativas:

La primera alternativa es que el resto del mundo crea que la producción de ese país alcanzará a cubrir la totalidad del dinero emitido por ese país;

La segunda alternativa es que dos o más países se asocien para comerciar entre ellos y acuerden recibir en pago la moneda de cualquiera de los países asociados;

La tercera alternativa es que, dos o más países, decidan crear y compartir una misma moneda.

El Euro: breve historia

La semilla del euro comienza a germinar en una pequeña celda de prisión en la Isla de Ventotene, en el invierno de 1941. En esa pequeña isla, situada frente a la línea costera que se forma entre Roma y Nápoles, estaba recluido Altiero Spinelli, quien había sido arrestado 14 años antes –a la edad de 20 años- por haber participado en un movimiento clandestino formado para derrocar al gobierno fascista de Benito Mussolini.

Los largos años de encarcelamiento ofrecieron a Spinelli la oportunidad de meditar que la tragedia en que se encontraba inmersa Europa, se originaba en la competencia nacionalista que se había cultivado a lo largo del continente. El camino para dejar atrás la tragedia, por lo tanto, no podía encontrarse dentro de los estrechos límites de cada país, sino en el más amplio escenario de una Europa unida.

Con esa idea en mente, junto a dos compañeros de prisión, 94 en 1941 redactó el Manifiesto de Ventotene, el cual empieza con la siguiente frase:

"La línea que divide a los partidos reaccionarios de los partidos progresistas, ya no coincide con las líneas tradicionales de la democracia o del socialismo, sino que la división se produce entre los que luchan por la conquista del poder político en sus naciones… y los que luchan por crear un sólido y unido estado europeo." Luego de la disposición temporal de poder a la que se sometió Mussolini, Spinelli fue liberado de prisión y ha emprendido una lucha política en contra de las "naciones-estados" de Europa consiguiendo que su propuesta fuese escuchada y posteriormente puesta en práctica por los países europeos, sin embrago esta práctica no se mantuvo por mucho tiempo, ya que, diversos gobiernos comenzaron a sabotear las actividades necesarias para ejecutar el tratado de Spinelli. Pero una crisis invadiría Europa y obligaría posteriormente a estos países a crear una moneda única y que fuese compartida para así salvar la economía de Europa, dando paso al nacimiento del Euro.

El Dólar: breve historia

En 1535, el hijo de Felipe el Hermoso y de Juana la Loca, quien llega a ser conocido con los nombres de Carlos I Rey de España y Carlos V Emperador de Alemania, ordena que en las recién descubiertas minas de plata en el territorio de lo que hoy es México, se empiece a acuñar una moneda similar a la que se utilizaba en Europa con el nombre de thaler .

Los españoles residentes en México cumplieron la orden y acuñaron los thaler. Sin embargo, al no estar familiarizados con la letra "th" sino con su correspondiente sonido "d", sustituyen las dos letras y bautizan la nueva moneda con el nombre de "daler". En el primer siglo de acuñación, los daler de plata fluían casi en su totalidad directamente a España, Pero a mediados del Siglo XVII, los daler comenzaron a circular también en territorio mexicano.

Franklin viaja a Londres para solicitar a los miembros del Parlamento Inglés que permitiesen a sus colonias de América imprimir moneda, ya que así podrían dejar de depender de los envíos de las libras esterlinas que llegaban tarde, mal o nunca. La necesidad de contar con una nueva moneda, es percibida por Alexander Hamilton, Secretario del Tesoro en el gobierno de George Washington, quien propone y logra que Estados Unidos con decreto legal suscrito el 4 de abril de 1792 adopte como moneda propia al daler mexicano, que pronto comienza a ser denominado "dollar" bajo la fonética de la lengua inglesa. La adopción del dólar cumplió una doble función: eliminó la práctica de imprimir moneda indiscriminadamente y logró que el mundo se enterará que los Estados Unidos se habían convertido en una nación unida, soberana e independiente.

La aceptación del dólar como moneda universal se basaba, desde luego, en el reconocimiento de una innegable realidad: la existencia de un país lo suficientemente rico como para que todos crean que esos papeles de color verde en efecto podrían ser cambiados por oro.

Pero como los acuerdos internacionales solo son inviolables hasta que alguien con poder suficiente decide violarlos, el 15 de agosto de 1971, el presidente Nixon anunció que su gobierno había adoptado la medida monetaria más revolucionaria del Siglo XX. La „revolución? consistió en anular el compromiso de pagar con oro el valor del dólar. Así se puso en práctica la receta de algún legendario alquimista, solo que en dirección inversa: el patrón papel. Lo paradójico de esta breve historia es que Europa que ordenó dar vida al dólar, ya dejó de utilizarlo. Mientras que en América Latina la metamorfosis que transformó al dólar de plata, en dólar de oro y en dólar de papel, continúa en el dólar de tinta con la que se contabiliza nuestra creciente deuda externa.

El Peso Latino

Al comenzar el Siglo XXI, en los 19 países de América
Latina el dinero circula con 11 nombres distintos: Peso en Argentina, Chile,
Colombia, Cuba, México, Republica Dominicana y Uruguay; Colón
en Costa Rica y El Salvador; 100 Boliviano en Bolivia; Real en Brasil; Quetzal
en Guatemala; Lempira en Honduras; Córdoba en Nicaragua; Guaraní
en Paraguay; Nuevo Sol en Perú; Bolívar en Venezuela; y, Dólar
en Ecuador y Panamá.

Pero, ya lo vimos, bajo ninguno de esos nombres el dinero es aceptado como medio de pago por los otros países, ni tampoco es valorado en el mercado de capitales, ni siquiera es admitido en pago por los acreedores de la deuda externa. Así, aunque todos los países latinoamericanos han creado su propio dinero, ninguno ha logrado crear una moneda.

No obstante la coyuntura actual brinda a Latinoamérica la oportunidad histórica de crear el Peso Latino, al ofrecernos las enseñanzas del euro y el rol aglutinante que entre nosotros podría desempeñar el dólar.

Enseñanzas

De las enseñanzas del euro se pueden extraer varias lecciones relevantes para Latinoamérica: el euro se crea por la decisión de 12 naciones de compartir una moneda única y, por tanto, en la decisión de aceptar los designios de una autoridad monetaria continental que deja de cubrir las necesidades coyunturales y de corto plazo de cada país, para poder cumplir exclusivamente las metas del desarrollo a largo plazo de toda Europa.

Por otro lado, el euro también nos enseña que las metas continentales pueden ser igual de aplicables en países de diferente tamaño. Como ejemplo puede citarse el caso de Alemania que tiene una población 200 veces superior a la de Luxemburgo, otro miembro de la unión monetaria europea.

A pesar de que en Latinoamérica no ha nacido ningún Altiero Spinelli, tenemos la ventaja de que ninguno de nuestros países tiene la condición de país-nación, que sí ha caracterizado a la mayoría de los países del viejo continente y que por siglos ha conspirado contra la unidad europea.

Así, el nacionalismo latinoamericano solo se sustenta en unos
pocos símbolos que de todas maneras mantendrían su individualidad
nacional, aunque los países de América Latina decidan compartir
una misma moneda: el peso latino.

En definitiva, para crear el euro, los países europeos han debido recorrer un largo camino trazado para esquivar sus visibles y ancestrales diferencias nacionales. Pero el camino que conduce a la unión monetaria de América Latina podría ser mucho más corto, porque en nuestros países ni siquiera tendríamos que sacrificar nuestras simbólicas, coyunturales y casi invisibles diferencias nacionalistas.

Un Atajo

Para crear el peso latino, se requiere transitar por al menos uno de los siguientes tres senderos alternativos: el primero, que es el más tradicional, requeriría decretar una zona comercial en la cual la única moneda de pago sería el peso latino; el segundo sendero demandaría que, como en el caso del euro, los países participantes fijen ciertas metas económicas a las que todos tendrían que someterse; y, el tercer sendero, consistiría en encontrar un atajo que evite tener que recorrer los dos senderos anteriores.

En efecto, en la América Latina actual el dólar ya se utiliza para contabilizar y pagar al menos los siguientes rubros: la totalidad de la deuda externa; más de las nueve décimas partes de las reservas en divisas; más de las cuatro quintas partes del comercio con el exterior; alrededor del 85 por ciento de las inversiones externas; y, casi todos los contratos mercantiles y financieros de largo plazo.

Desde luego, adoptar el dólar como dinero propio generaría varios costos, algunos de los cuales han sido bastante publicitados.

Por ejemplo, la pérdida de soberanía en el manejo de la política monetaria y cambiaria; la imposibilidad de devaluar para subsidiar al exportador, para neutralizar ciclos o para reactivar la producción; la desaparición de las rentas del gobierno generadas en su facultad de conceder crédito y emitir dinero; el deterioro en la capacidad de controlar las tasas de interés; y, el ocaso del Banco Central en su función de prestamista doméstico.

Sin embargo, esos costos temporales tenderían a desaparecer una vez que el atajo haya sido recorrido y pueda sustituirse el dólar con el peso latino, para pasar a cosechar los siguientes beneficios: los mercados de capitales ya no tendrán que ser forzosamente mercados externos; los depósitos en los bancos mantendrán su valor, aún en tiempo de crisis; la tasa de interés dejará de competir con la inflación y con la devaluación, lo cual evitará el permanente deterioro del ahorro y de sueldos y salarios; con el ahorro doméstico ya se podrán financiar los proyectos de inversión regional y no solo los de consumo; los bancos centrales dejarán de funcionar como simples factorías de imprimir dinero y generar inflación; y, se logrará reducir drásticamente nuestra actual dependencia en la deuda externa.

Pero el beneficio más trascendental, desde luego, se genera en la meditada esperanza de que la creación del peso latino abrirá de par en par las puertas de la unidad de América Latina.

CAPITULO 12

Equidad económica y desarrollo

En La Riqueza de las Naciones, ya lo vimos, afloran las tres condiciones que son imprescindibles para alcanzar el desarrollo económico: el crecimiento, la estabilidad y la equidad.

El crecimiento económico, así quedó demostrado, depende del número de fuentes de trabajo que la sociedad pueda crear y no de las accidentales circunstancias que puedan haber generado algún cambio en las estadísticas del PIB.

También vimos que para obtener la segunda condición deberá crearse el peso latino; para lo cual el atajo más directo cruza a través de la dolarización que tendría que ser adoptada temporal pero simultáneamente por varios países.

Equidad

La equidad es definida por el autor, no como sinónimo de igualdad o justicia, sino como satisfacer eficazmente las necesidades materiales del ser humano.

Para Smith, equidad y eficiencia son conceptos equivalentes y a su vez ambos surgen cuando se permite que el mecanismo productivo funcione libremente. Al analizar la contribución del trabajo y el capital al proceso productivo.

Los diferentes empleos de trabajo y de los fondos que se verifican dentro de un mismo territorio en toda la sociedad. Existen ventajas y desventajas. Según Smith esas ventajas y desventajas deberían ser relativamente iguales para todos, una sociedad donde se pueda elegir el trabajo más conveniente según su grado de instrucción, esto solo es posible en una sociedad con libertades plenas en la educación y en el empleo.

Además, Smith insiste en la necesidad de la educación en todas las ordenes del estado según los progresos que se estén llevando a cabo por lo menos enseñarle a leer y escribir a los sectores más humildes y ayudarlos a desarrollar sus artesanía o cualquier otra actividad a la cual se dediquen para incorporarlos en el sector productivo del país. Es importante que el trabajador sea generosamente remunerado.

Economía de la Demanda

La "Economía de la Demanda" está identificada con la obra del economista Keynes y con el eficaz antídoto que propuso contra la gran depresión económica de los años 30. Según Keynes los ciclos depresivos se engendran cuando los inversionistas dejan de invertir y los consumidores dejan de consumir.

Hasta antes de Keynes, la receta tradicional para reactivar la demanda ordenaba bajar las tasas de interés: bajando los intereses se abarataban los costos de la inversión y del consumo. Así, el inversionista volvía a invertir y el consumidor a consumir. Keynes recetaba que sean los gobiernos quienes reactiven la demanda nacional al incrementar sus gastos, así sea para cavar y cubrir huecos.

Desde luego, Keynes no deseaba que se caven huecos, sino que se construyan viviendas, hospitales, puertos, silos, escuelas, fábricas, carreteras y todo aquello que engrandece a una nación. En Latinoamérica también se aplicó la receta de Keynes. Pero la expansión del gasto fiscal no se destinó a construir obras públicas, sino a tratar de subsidiar a la demanda que jalaba „hacia adentro; proceso que fue interrumpido con el arribo de la crisis financiera en 1982, que obligó a sustituir la "Economía de la Demanda" por la "Economía de la Oferta".

Economía de la Oferta

La "Economía de la Oferta" se identifica con el economista Jean Baptiste Say, ciudadano francés que nació en 1767 y vivió 65 años, 15 de los cuales los dedicó a dirigir la producción de una fábrica de tejidos, actividad en la que logró el objetivo que todo productor debería buscar: vender toda la mercadería que pueda producir.

A la edad de 40 años, quizás aburrida al observar que tejido que producía, tejida que vendía; decidió dejar la gerencia de la fábrica para dedicarse a la filosofía económica.

Unos escritos del economista Say contenían un mensaje que tenía una invaluable utilidad práctica. El mensaje afirmaba que el dinero que recibe el productor por la venta de sus productos, no permanece en sus bolsillos, sino que esta inevitablemente destinado a financiar los servicios e insumos adicionales que requiere para sustituir el producto ya vendido. Es decir, que "la oferta crea su propia demanda".

En Latinoamérica, la Economía de la Oferta comenzó
a tener importancia en 1983, el momento que se necesitó cubrir con algún
ropaje teórico y moral los donativos que se entregaron a través
de la "nacionalización mexicana, la "capitalización
chilena, la "chucuta venezolana, la "sucretización ecuatoriana
y la "desdolarización argentina".

Así, la Economía de la Oferta latinoamericana se constituyó en la contraparte de la Trickle Down Economics norteamericana que podría traducirse al español como "economía del goteo" o "economía del chorreo", dependiendo del nivel de optimismo del traductor.

Finalmente, en la última década del Siglo XX, se descubrió un nuevo uso para la Economía de la Oferta: el dinero puede ser transferido directamente desde los bolsillos del consumidor a los bolsillos del productor, sin necesidad de tener que utilizar las estructuras del mercado. Ese nuevo mecanismo, además, puede funcionar de una manera muy efectiva a través de tres simples decretos: con el primer decreto se devalúa la moneda sin avisar previamente a quienes no pertenezcan al circulo íntimo; en el segundo decreto se ordena que los depósitos bancarios queden confiscados hasta un próximo aviso; y, con el tercer decreto se dictamina que a los depositantes se les entregará ya devaluadas la misma cantidad de monedas que tenían antes de la devaluación. Con esos tres simples decretos se logra que la perdida de los ahorristas por la devaluación de sus ahorros, se trasforme en la ganancia de los deudores por la devaluación de sus deudas.

Equilibrio

Desde la perspectiva de la economía libre concebida por Smith, los subsidios requeridos por la Economía de la Demanda así como los donativos exigidos por la Economía de la Oferta, están igualmente viciados, porque en ambos casos se trata de utilizar el poder del Estado para despojar de sus recursos a un sector de la población y gratuitamente obsequiarlos a otro. Es decir, en ambos casos se desprecia a la equidad y al desarrollo económico.

En Latinoamérica, la economía libre moldeada por Smith ha sido atacada por los candorosos discípulos de la Economía de la Demanda, así como por los pragmáticos defensores de la Economía de la Oferta, es decir, utilizando palabras más conocidas, Smith ha sido políticamente censurado por quienes creen estar ubicados en la izquierda y también por quienes saben que están ubicados en la derecha.

Desde la izquierda, el principal ataque contra la economía libre se origina en la creencia de que las tesis de Adam Smith defienden aquel sistema bautizado como "capitalismo salvaje"; nombre que intenta denunciar un sistema basado en la denominada Ley de la selva, bajo la cual es lícito que el poderoso rico engulla su débil y pobre presa.

Desde la derecha, el principal ataque contra la economía libre se basa en el argumento de que el pensamiento de Smith pertenece al remoto pasado y que, por lo tanto, ya no es aplicable en los modernos tiempos actuales.

CAPITULO 13

Aquí y ahora

Un manto de sombras y luces envuelve a la América Latina. Las sombras que más oscurecen su horizonte económico son aquellas que han sido engendradas por el tiránico aunque impotente esfuerzo por pagar nuestra insoluble deuda externa. Las luces, por otro lado, son aquellas que podríamos alcanzar si logramos caminar por el sendero de una economía democrática.

Sombras

A pesar que la economía como ciencia social nace en el siglo XVIII, se cierran sobre los países endeudados, la imposibilidad de pagar la deuda externa por causa del mismo sistema económico que hace que este fenómeno persista en el tiempo. Por lo tanto la mitad del total que pagamos a los Gobiernos por impuestos a la renta, al consumo y al valor agregado; por las tarifas de electricidadagua potable, teléfono y demás servicios básicos; así como por los aranceles al comercio y por todos los demás gravámenes que ingresan a formar parte del presupuesto del Estado.

La gravedad de la economía dependiente del FMI es que los países latinoamericanos se ven ahogado con la deuda externa, y cuando ya se ven en banca rota este banco les vuelve a proporcionar la ayuda monetaria convirtiendo esto en un círculo vicioso, de esta forma la deuda se vuelve impagable. El problema con esta primera y muy difundida sugerencia de reducir el consumo -que además constituye la receta central del Consenso de Washington es su progresivo y cada vez más evidente fracaso en lo social y en lo económico. Y en todos los países que la han aplicado. Una segunda sugerencia apunta a la conveniencia de crear, ya en el Siglo XXI, un Cartel de Deudores que pueda buscar una solución global y negociar en un mismo plano jerárquico con el sindicato formado por el Club de Paris, el Club de Londres y el Club de Washington. Pero esta sugerencia llega con veinte años de retraso, cuando todos los rincones del mercado de capitales y todas sus herramientas, ya pertenecen en propiedad exclusiva a los acreedores. Una tercera posición tiene un color radicalmente político y propone establecer unilateralmente- un límite máximo para el pago de la deuda, que se basaría en un porcentaje fijo anual de las exportaciones que logren vender los países deudores a los países acreedores. Pero esta propuesta ya fue ensayada en 1985 por el presidente peruano Alan García sin éxito y casi a costa de su propia supervivencia, a pesar de que entonces el poder de los acreedores no era tan grande como lo es ahora. Una cuarta alternativa que fue sugerida hace muchos años por Milton Friedman- apunta a desmantelar el FMI en vista de su evidente incapacidad para encontrar un camino al desarrollo económico. El obstáculo para aplicar esta sugerencia o alguna otra tendiente a deshacer los monopolios de acreedores y dejar la solución del proceso exclusivamente al mercado libre- es que su ejecución depende de los propios acreedores, para quienes el FMI sí ha cumplido con el único objetivo que hoy justifica su existencia: lograr consolidar las ganancias de los acreedores; objetivo en el cual el FMI sí ha sido muy exitoso como ya lo demostramos en el corolario del capítulo dos.

Y la quinta opción que se basaría en un acuerdo de unidad continental para crear una moneda común: el Peso Latino. Crearlo, desde luego, no sería un proceso sencillo. No obstante, como ya lo esbozamos en el capítulo once, esa moneda común podría ser fácilmente creada si adoptamos temporalmente al dólar como moneda propia, para en un corto plazo remplazarlo por el Peso Latino. El Peso Latino, además, no solo que iniciaría la integración, ampliaría el comercio regional, reduciría la dependencia en la deuda externa y marcaría el sendero para lograr la unidad de América Latina, sino que su creación solo depende de nuestra voluntad y no de la voluntad de los acreedores.

Luces

Para América Latina muchas luces podrían irradiar desde el profundo pensamiento de Adam Smith, quien -ya lo vimos- demuestra que la riqueza de una nación se nutre desde tres fuentes: la primera fuente es aquella que resulta al agregar „el producto rudo del campo, más la producción manufacturada, más la utilidad del comercio y de las negociaciones del hombre?; la segunda, la que nace de las „rentas y ganancias de los fondos con relación a la estabilidad del signo monetario o a su decadencia"; y, la tercera, aquella que germina con la equitativa "distribución de los fondos entre los gastos del Soberano, la obra pública y el trabajo del hombre".

Esas tres fuentes irradian luz por cuanto –cada una de ellas en su turno- constituyen el respectivo antídoto para curar cada una de las tres enfermedades más visibles que tiene el subdesarrollo de América Latina: la primera, su creciente nivel de desempleo; la segunda, su intenso grado de inestabilidad y dependencia financiera; y, la tercera, su aguda, inhumana e ineficiente concentración de la riqueza.

Liberalismo

Hasta antes de 1776 era difícil establecer una línea divisoria entre el liberalismo político y el liberalismo económico. Pero en ese año se publica La riqueza de las naciones, con lo cual la política y la economía empiezan a ser consideradas dos ciencias independientes.

Desde entonces la filosofía liberal ha seguido evolucionando únicamente dentro de las ciencias políticas, especialmente en Inglaterra y Estados Unidos, países donde aún hoy se continúa utilizando la palabra "liberal" para identificar a los partidos Laborista y Demócrata respectivamente, reservando el vocablo "tory" en Inglaterra y "conservador" en los Estados Unidos, para identificar a los otros dos partidos tradicionales. Sin embargo, aún en el mundo anglosajón es posible confundir liberalismo político con liberalismo económico.

En Latinoamérica, la oposición entre liberales y conservadores se inicia desde principios del siglo XIX pero, a diferencia del mundo anglosajón donde ambos partidos aún se turnan en el poder, en la mayoría de los países de América Latina esos dos partidos en la práctica se han desvanecido. Desde luego, entre los dos grupos políticos, es el partido liberal el que parece que mejor podría coexistir con la economía democrática, en virtud de que –así se supone- la doctrina liberal alberga tendencias progresistas al impulsar la educación para toda la población, la tolerancia religiosa y de cultos, así como la eliminación de privilegios y discrímenes sociales.

Neoliberalismo

A pesar de su sencillez, esa definición es aplicable tanto en el primer mundo como en América Latina. En Norteamérica, ya lo vimos, el neoliberalismo fue inicialmente denominado Trickle Down economía del goteo y ha servido de apoyo teórico para reducir los impuestos que, hasta 1982, pagaban algunas de las empresas ubicadas en la cúspide de la pirámide económica y social. Como la teoría asume que toda la cúspide es productiva y permeable, se deduce que todo el dinero que se canalice a las empresas de la cúpula, eventualmente fluirá hacia los sectores ubicados en los niveles inferiores; mecanismo que, además, se respalda en la irrebatible Ley de la Gravedad.

En América Latina también se aplicó la receta que aconseja encauzar el dinero a favor de los sectores que los gobiernos designen, pero la receta se aplicó sin discrimen a todas aquellas empresas que tenían deudas externas, estén o no ubicadas en la cúspide. Así se gestó una sola consigna: privatizar las utilidades públicas y estatizar las pérdidas privadas.

Economía Democrática

Wassily Leontief, el gran economista ruso, norteamericano por nacionalización y ganador del Premio Nobel en 1973, definió el sistema capitalista con la siguiente frase: "Bajo nuestro sistema de libre empresa, la ganancia privada es el viento que impulsa la nave del Estado. Aunque para no quedar a la deriva, el Gobierno debe sujetar el timón".

Naturalmente también existe la posibilidad de que alguna vez algún gobierno pueda utilizar su poder en la dirección inversa. Es decir, para perjudicar a pocos y favorecer a muchos. Pero incluso si ese fuera el caso, debemos puntualizar que en la economía democrática- la noción de equidad no es importante por su connotación moral, por su carácter benéfico o por su relación con la justicia y la ética, sino por el impulso que la equidad irradia sobre el desarrollo económico.

Así, para la mayoría de nosotros ciudadanos de América Latina que no formamos parte de ningún gobierno ni de ningún partido político- la única oportunidad de influir en la estructura del poder, radica en el sufragio electoral abierto cada cuatro o cinco años. Nuestra responsabilidad es el aprovechar ese único voto para elegir buenos gobernantes.

Conclusión

Adam Smith quiso resaltar en su obra que las políticas de un
país deben regirse o tratar de alcanzar tres objetivos para el desarrollo
económico que son: una tasa de crecimiento del producto superior al crecimiento
de la población, un adecuado índice de rentabilidad y estabilidad
financiera, y, un reparto eficiente y equitativo del ingreso entre los diversos
sectores de la población. Adam Smith nos dejo una visión de lo
que seria el desarrollo de nuestro continente totalmente alcanzado, debemos
buscar ese camino y seguirlo.

Bibliografía

  • Alfredo Vergara (2005): "América Latina: entre luces y sombras", edición digital accesible a texto completo en http://www.eumed.net/libros/2005/av/

 

 

Autor:

Gómez Luzmery

Marcano Carla

Monagas Veronica

Rodríguez Rosiree

Rojas Nurvis

Enviado por:

Profesor:

MSc. Ing. Iván J. Turmero Astros

Monografias.com

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA

"ANTONIO JOSÉ DE SUCRE"

VICE-RECTORADO PUERTO ORDAZ

DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA INDUSTRIAL

INGENIERIA FINANCIERA

CIUDAD GUAYANA, MAYO DE 2015

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter